Por un bombillo "Cuentos Cortos"

 

 Buenas tardes para todos- saludó el juez a las personas del pueblo, que se encontraban reunidas en la plaza central. -veamos. El señor Fernández acusa a su vecino el señor Pedro, de sobrepasarse con su hija, - un murmullo de desaprobaciones retumbó entre los pueblerinos. -Ordenar por favor. ¿Usted señor Pedro, alega que está aquí por un bombillo? - preguntó el juez al acusado. -Si, por un bombillo señor juez.- Contestó el acusado un poco acelerado. -Expliqueme como es eso.- Ordenó el juez intrigado. -Verá usted. Soy estudiante de historia y como todos saben, es una carrera que demanda muchas horas de lectura.- Todo el mundo asintió con la cabeza, y Pedro con la mirada puesta en los ojos del juez, ejecutaba su discurso. -Resulta que la noche de los hechos, me encontré en casa leyendo y de repente, se fué la luz, todo quedó oscuro. Me preocupé mucho puesto que tenía que estudiar, me asomé por la ventana y pude ver un bombillo encendido en el comedor de mi vecino el señor Fernández, entonces cogí mis libros y me dirigí a la puerta trasera de mi vecino.- Todo el pueblo permaneció en silencio ante aquel elocuente relato. -¿Irrumpió usted en la casa de su vecino? - interpelo el juez. -No, toqué la puerta y me abrió el señor fernández. Le expliqué mi situación y me pagaré estudiar en su casa. El señor fernández amablemente me instaló en su comedor y me dejó solo, después de un rato entró en el comedor la jovencita fernández- -Ya veo como van las cosas.- interrumpió el juez con picardía, mientras todas las personas del pueblo condenaban a Pedro con insultos. -Orden por favor.- imploró el juez a todo el pueblo para que el acusado continuará con su relato. -La jovencita fernández pega un grito y aterrorizada salta a mis brazos, es entonces cuando el señor Fernández regresa y nos sorprende- ¿es verdad eso señorita Fernández? - preguntó el juez a la hermosa joven. -Así es. Pero, salté en los brazos de mi vecino, porque justo en ese momento el tigre que tiene como mascota el señor herrero, se asomó por la ventana y me asusté.- -¿Es cierto eso señor herrero? - -Sí señor Juez, el tigre lo tengo desde que la madre fue asesinada por el señor Fernández con una metralleta que recien habia comprado.- -¿que tiene para decir señor Fernández? - -La metralleta me la vendió el señor alcalde señor juez. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital. es entonces cuando el señor Fernández regresa y nos sorprende- ¿es verdad eso señorita Fernández? - preguntó el juez a la hermosa joven. -Así es. Pero, salté en los brazos de mi vecino, porque justo en ese momento el tigre que tiene como mascota el señor herrero, se asomó por la ventana y me asusté.- -¿Es cierto eso señor herrero? - -Sí señor Juez, el tigre lo tengo desde que la madre fue asesinada por el señor Fernández con una metralleta que recien habia comprado.- -¿que tiene para decir señor Fernández? - -La metralleta me la vendió el señor alcalde señor juez. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital. es entonces cuando el señor Fernández regresa y nos sorprende- ¿es verdad eso señorita Fernández? - preguntó el juez a la hermosa joven. -Así es. Pero, salté en los brazos de mi vecino, porque justo en ese momento el tigre que tiene como mascota el señor herrero, se asomó por la ventana y me asusté.- -¿Es cierto eso señor herrero? - -Sí señor Juez, el tigre lo tengo desde que la madre fue asesinada por el señor Fernández con una metralleta que recien habia comprado.- -¿que tiene para decir señor Fernández? - -La metralleta me la vendió el señor alcalde señor juez. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital. se asomó por la ventana y me asusté.- -¿Es cierto eso señor herrero? - -Sí señor Juez, el tigre lo tengo desde que la madre fue asesinada por el señor Fernández con una metralleta que recien habia comprado.- -¿que tiene para decir señor Fernández? - -La metralleta me la vendió el señor alcalde señor juez. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital. se asomó por la ventana y me asusté.- -¿Es cierto eso señor herrero? - -Sí señor Juez, el tigre lo tengo desde que la madre fue asesinada por el señor Fernández con una metralleta que recien habia comprado.- -¿que tiene para decir señor Fernández? - -La metralleta me la vendió el señor alcalde señor juez. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -Verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital.- Escuchado esto, el juez permaneció un rato en silencio, todo el pueblo expectante esperaba el veredicto y, después de un abundante sorbo de agua el juez se pronunció. -hemos escuchado atentamente las declaraciones, y encuentro al acusado culpable. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -Verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital.- Escuchado esto, el juez permaneció un rato en silencio, todo el pueblo expectante esperaba el veredicto y, después de un abundante sorbo de agua el juez se pronunció. -hemos escuchado atentamente las declaraciones, y encuentro al acusado culpable. - -¿Que responde a eso señor alcalde? - -Verá usted señor juez tuve que vender la metralleta para pagar una deuda que tenía con un juez sin rostro de la capital.- Escuchado esto, el juez permaneció un rato en silencio, todo el pueblo expectante esperaba el veredicto y, después de un abundante sorbo de agua el juez se pronunció. -hemos escuchado atentamente las declaraciones, y encuentro al acusado culpable.

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